Ante las situaciones de riesgo, las glándulas suprarrenales secretan la adrenalina, la que relaja la musculatura de las vías respiratorias para permitir que ingrese más aire a los pulmones; estimula al corazón y lo hace latir más rápido y con más fuerza; las pupilas se dilatan para que aumente la capacidad de observar; la velocidad de la respiración aumenta y el sistema digestivo se retarda de manera que entra más sangre a los músculos, los cuales se tensionan y aumenta la presión arterial.
Hay personas que realmente sienten la necesidad de descargar dosis extras de adrenalina practicando deportes de riesgo.
Una de las explicaciones es que la liberación de adrenalina produce un estado (momentáneo) de euforia, de máxima energía y de capacidad de acción. Después la persona siente una agradable sensación de relax gracias a la liberación de endorfinas.
La vida sedentaria de las ciudades y el estrés cotidiano hacen que la liberación de adrenalina (muy continua) sea de baja intensidad y necesiten estímulos cada vez más fuertes para sentirse "vivos".